AL DEBATE

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Miguel Ángel del Pozo R. (Venezuela)

 La Guerra del Imperialismo contra el Bolivarianismo-Chavista 

Por Miguel Ángel del Pozo Rosquete 

El “Imperialismo” como realidad histórica en sus inicios durante el siglo XIX y, posteriormente, analizado por Vladimir Ilich Ulianov, aka Lenín, comenzó sus andares, principalmente, en el continente asiático dirigiéndose, fundamentalmente, hacia dos países en referencias obligante: India y China, en tiempos históricos diferentes bajo la conducción de la “Compañía Inglesa de las Indias Orientales” (The East India Company”.) tanto en lo referente al intercambio comercial triangular (Gran Bretaña, India y China) como en la conquista y consolidación de su presencia in situ en la política, en lo militar como en el campo religioso cristiano. El producto comercial fundamental, “causa y efecto”, sería el estupefaciente denominado como “opio”. 

La evolución lógica del sistema capitalista cual contiene en su seno lo conceptual significado como “imperialismo”, por esa lógica evolutiva, tiene su propia dinámica con su obligante decadencia como sistema histórico del “ser social” como “ser creado”; es decir, es innato de la antropología social. Ello significa por “ley natural” que el “ser social” busque continuar con su perfectibilidad natural creada buscando una referencia sistémica que signifique “su mejor vivir” tanto en su obligante individualidad como miembro inevitable en “lo social-colectivo” todo ello según el lógico desarrollo de la Ciencia con sus aplicaciones y desarrollos “aguas abajo”. 

En ese desarrollo lógico-histórico en considerando las actuales y objetivas realidades dentro de las cuales, globalmente, nos encontramos naciones y sociedades en estos álgidos momentos cuales consideramos los podríamos ubicar en un muy “grave cul de sac”, debemos tratar de analizarlos llamando a la puerta de la Historia como referencia-guía pero adobada con las objetivas realidades en los actuales cursos evolutivos en lo fundamental y tratando de actualizar la corriente geopolítica mundial. Ello es necesario e inevitable para tratar de demostrar nuestro objetivo en título referente, para ello trataremos de sustentar nuestra demostración en los sucesos históricos que se desarrollaron durante el siglo XIX en las relaciones de Gran Bretaña junto a otras naciones de “cabezas testadas” en sus expansiones imperiales en aquella China gobernada por el estático Imperio manchú. 

La expansión imperial británica se desarrolló y evolucionó con la exportación de bienes de capital manchesteriano hacia la India aprovechando su materia prima (algodón) y el muy bajo costo de la mano de obra del mencionado subcontinente asiático. Aquella evolución del dominio británico se consolidaría en el tiempo con la creación y la institucionalización del Virreinato de la India cuyo paradigma super-estructural aún prevalece en su esencia fundamental. La expansión de los intereses económicos de la “Compañía” se dirigieron hacia la región meridional de China lo que conllevó por el intercambio comercial bilateral a un desbalance en las arcas del imperio británico obligándola a buscar “un producto de alto consumo” en China que permitiera revertir dicha balanza negativa entre ambos países, China y Gran Bretaña. Aquel producto sería el estupefaciente arriba mencionado con un aspirado mercado de 400 millones de chinos.

La presencia del Imperio británico en China en las variables: comercial y financiera junto con la realidad imperial impuesta en la política doméstica de China, la presencia religiosa judeo-cristiana como factor de consolidación del “ideal británico” y, en consecuencia, de los diferentes intereses e idearios de las diferentes “testas coronadas” europeas, obligaba, por lógica de la evolución del sistema capitalista en esa particular realidad histórica, a desarrollar “un modelo socio-político y económico” cónsono con los “intereses creados” por el propio sistema en su “expansión natural” como sistema histórico. El resultado, en el caso de China, sería la conformación de una “semi-colonia” cual la podríamos considerar como una “realidad-referente y obligante” cual sería motivo de discusión por parte de Lenin y M.N.Roy sustentando éste último sus argumentos en sus experiencia durante su permanencia en México. 

Esa estructuración de las presencias imperiales en el mundo chino necesitaba sostenerse en el desarrollo de un sistema jurídico que justificara no solo las presencias imperiales sino que estructurara las obligaciones del “país sometido” a los intereses de los diferentes países imperiales como paso necesario a los principios conceptuales del “imperialismo”. Esa juridicidad se manifestó en los “Acuerdos y Tratados Desiguales” (“Treaties and Agreements with and concerning China”. Carnegie Endowment for International Peace). 

En las actuales realidades globales, en el análisis del sistema capitalista en su decadencia agónica, en las realidades y manifestaciones paradigmáticas en la “casa del imperio estadounidense”, en la “nueva geopolítica mundial” en referencia a los movimientos militares en función de los acuerdos alcanzados entre “socios y aliados” con el Poder en Washington, son demostrables dos realidades: la crisis del y en el Consejo de Seguridad (léase: Versalles), y la confrontación en la búsqueda de la consolidación de dos bloques socio-económicos: el capitalismo norteamericano y el desarrollo geo-estratégico sino-ruso, ambos conjuntos acompañados por sus propios adherentes y en considerando las diferencias y contradicciones internas de cada bloque. Es decir, lo que está sobre el “tablero de ajedrez” es la supervivencia del sistema capitalista y la consolidación de un sistema híbrido social-económico.

En ese orden podríamos especular sobre diferentes escenarios en “pleno desarrollo”. Por un lado el capitalismo actual obligaría a los referentes capitalistas a actuar según la Historia, es decir, “la guerra” ya no las actuales realidades en sus diversidades de “guerras locales” de baja intensidad (¿?); mientras que el desarrollo de los paradigmas sistémicos en referencia más arriba (sistema híbrido social-económico) en ejercicio tanto en Rusia como en China, en considerando los controles tanto en sus estructuras económicas como en las evoluciones lógicas en sus super-estructuras, les está permitiendo un desarrollo equilibrado tanto en lo económico-social como “lo militar-tecnológico” con lo cual, en comparación con los escenarios que se expresaron durante el siglo XIX en la región asiática, se observan desplazamientos conceptuales del Poder hacia los países en el tránsito histórico natural hacia nuevas expresiones paradigmáticas del “cambio de Era” (Rafael Correa). 

Pero, si, “pero”, ha aparecido un tercer actor en discordia con unos, Washington junto con sus “socios y aliados”, conjugándose con los otros, Rusia, China, Cuba, y otras naciones. Nos estamos refiriendo a Hugo Rafael Chávez Frías cuando rescató el “pensamiento de Simón Bolívar” desarrollando, modernizando y actualizando la Política, la política, las realidades socio-económicas y realizando una profunda reingeniería en “lo militar nacional”. En ese orden, nos consideramos que aún no nos hemos inducido hacia un profundo análisis del impacto del pensamiento bolivariano en evolución en aquellos tiempos históricos pretéritos de Bolívar y Panamá como aún no percibimos con objetividad el impacto que está teniendo en su desarrollo no solo en las naciones y sus sociedades en todo el continente americano al tiempo que observamos su impacto en las sicologías colectivas sociales que buscan su verdadero ser histórico como sociedades históricas. 

Esta realidad ha sido comprendida y entendida tanto por esas dos potencias, Rusia y China, cuales son adversas a los EEUU de Norteamérica desde los desarrollos del último tercio del siglo XIX cuando el capitalismo se conjugó como un solo bloque incluso con sus propias contradicciones lógico-históricas. En este corto análisis debemos resaltar que el capitalismo actual tal como se expresa, muestra graves deficiencias en dos importantes variables: materias primas y costos de la mano de obra a pesar de la robótica. Es decir, Rusia y sus materias primas y China en lo sustantivo referido a los costos laborales van imponiendo, paulatinamente, las contradicciones estructurales en los países capitalistas. 

En esa línea, es evidente para Washington la necesidad del control total de Venezuela en sus realidades lo que es imperativo para su salvación como “imperio” y, en consecuencia, para el “sistema capitalista norteamericano”, por lo cual el factor geopolítico en su componente geo-estratégico obliga a Washington a desarrollar una política que le permita alcanzar dicho control total del Estado venezolano en toda su realidad cuando la asimetría y las contradicciones en las relaciones bilaterales, Venezuela-EEUU de Norteamérica, están permanentemente en confrontación y enfrentamiento en todas sus variables (Guaidó, Cúcuta, Macuto, etc.). Es decir, no solo esa realidad se circunscribe a lo sistémico-capitalista sino a los demostrables efectos que está teniendo y desarollando el “pensamiento bolivariano-chavista” en las sociedades americanas cuando están buscando “su centro histórico” por lógica histórica y por necesidad natural como pueblos independientes. 

Es en ese orden que nos consideramos que dichas contradicciones en curso no solo son inevitables sino que se mantendrán en el tiempo en tanto y cuando no se desarrolle un diálogo vis a vis entre ambos gobiernos, venezolano-revolucionario bolivariano-chavista con el conservador-histórico-norteamericano independiente de quien sea el huésped en la Casa Blanca, por lo que se debe, inexorablemente, mantenerse la confrontación del pensamiento bolivariano junto con su componente chavista con el pensamiento de los “Padres fundadores” del territorio estadounidense. De lo contrario será inevitable por no expresar imposible que no se exprese una confrontación armada entre los acólitos de Washington y los patriotas venezolano-americanos. 

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA. 

delpozo14@gmail.com 

https://www.aporrea.org/tiburon/a300291.html

República Popular China, reforma y apertura: ¿capitalismo chino? 

Por Miguel Ángel del Pozo Rosquete 

El líder histórico Deng Xiaoping, durante la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del Partido Comunista, celebrada en el mes de diciembre de 1978, impuso la tesis de la “reforma y apertura” como la nueva fase del proceso revolucionario que comenzaría en aquel mes de julio de 1921 con la celebración del 1er. Congreso y fundación del Partido Comunista Chino (Partido de los Trabajadores de China. Tony Saich. “The rise to power of the Chinese Communist Party” y Ch´en Kung-po. “The Communist movement in China). 

En ese orden, en el marco del obligante análisis teórico-práctico del significado de la propuesta político-ideológica, “reforma y apertura”, aprobada durante la celebración del congreso referido, se impondría como política de Estado por el gobierno chino en su propio desarrollo político-ideológico post-Revolución Cultural (1966-1976). 

¿Qué significan “reforma” y “apertura” en lo conceptual-histórico del proceso revolucionario de China; el preguntarnos cómo se ha desarrollado el proceso de su implementación y evolución política en sus diferentes etapas perfectibles y cuál ha sido el impacto que han tenido en lo conceptual-teórico durante su praxis tanto en la estructura económica como a nivel de la super-estructura desde una óptica teórica marxista? Estas preguntas obligantes nos tendrían que conducir a un acercamiento a la objetividad conceptual con referencia al sistema capitalista teniendo, permanentemente, presente el significado, como concepto, del “socialismo con características chinas”. 

¿Qué significaba para Deng Xiaoping el proceso, en su abstracción, como “reforma”; qué se buscaba “reformar”; porqué se debía “reformar; y, por último, para qué se debía “reformar”? Además el preguntarse, en esa relación dialéctica, en su proceso de desarrollo, como “reforma”, cuando la misma se dirigiera a la “estructura económica”, por esa misma lógica dialéctica en su evolución perfectible, cual, como reforma, tendría que tener un muy importante e inevitable impacto en todo lo referente a la “super-estructura” y, en consecuencia, su real-impacto en la estructura del Estado chino buscando mantener en su lógica de perfectibilidad como movimiento inevitable, necesario y obligante, por evolución histórica, su definición como el ser un Estado socialista chino en lo significado de su propio proceso sino-revolucionario. Sería, en última instancia, la íntima relación del proceso marxista chino con su evolución histórica.

En ese mismo orden de ideas, inquirirnos cómo se iba a decidir y poner en efecto el proceso de la “apertura”, al tiempo que definir con cuáles gobiernos y países preferentes se procedería a acordar acuerdos de mutuo beneficio; cuáles serían los condicionamientos alcanzados por ambas partes negociantes y analizar, permanentemente, los impactos reales en lo interno-nacional dentro del proceso evolutivo en conjunción con el marco legal existente en China al mismo tiempo que temporal-en-evolución por la propia lógica del desarrollo de la apertura; por último, cómo iría a impactar dicho proceso cotidiano en la sociedad china tanto en lo económico como en lo cultural-político. Y, en última instancia, mantener el análisis permanente de la dialéctica referida a la “unidad reforma-apertura”.

Otra de las variables a considerar son las temporalidades históricas desde su comienzo como política en ejecución en sus diferentes etapas de su desarrollo en el marco de su relación con la geopolítica internacional considerando las prioridades tanto del inversor como del receptor cuando nos referimos a la República Popular de China. Una otra de las variables por su importancia sería las transferencias obligantes de tecnologías cónsonas en considerando las realidades tecnológicas en China como las tecnologías que los países y gobiernos inversores estarían dispuestos a transferir. Todo ello condicionado a la relación de la demanda del inversor vis a vis con la adaptación de lo requerido en función de los objetivos a mediano y largo plazo correspondientes a los intereses de Estado del desarrollo de la economía china en su íntima relación con la Política de Estado aprobada por el partido comunista en aquel diciembre. 

La puesta en escena de la interesante política de la “reforma y apertura” desde sus comienzos requería de la adaptación de normas laborales draconianas cuales fueran adaptándose al propio proceso de desarrollo de la misma política en mención en sus diferentes etapas de lógica evolución. Cierto que el “salto adelante” de la economía china sería exponencial en un promedio de crecimiento interanual, es decir, del desarrollo permanente de la estructura económica, cual sería de hasta un 15% interanual con lo cual el Estado chino lograría alcanzar altas cifras de acumulación cuales conjuntamente con los denominados “ahorros bajo el colchón” le permitiría al gobierno chino poder realizar importantes inversiones tanto en su estructura económica como poder invertir en el patio de su mejor socio comercial, los EEUU de Norteamérica. Esta realidad descrita llevaría a una profunda y grave asimetría en la balanza comercial bilateral cual ha venido impactando, seriamente y por consecuencia de su lógica-evolutiva, en las relaciones bilaterales sino-norteamericanas con importantes consecuencias en la geopolítica internacional. (Históricamente, el precedido escenario también se sucedería en las relaciones entre el Imperio británico y la corte manchú durante el siglo XIX que llevó a una confrontación bélica entre ambas naciones con la “Primera Guerra del Opio”). 

El cuadro anterior-referente dentro de un análisis actual de la geopolítica global nos permite precisar que el desarrollo de la “estructura económica” de la República Popular China le ha permitido alcanzar unos niveles de competencia global con quien se le ha calificado como “la primera y única potencia mundial” del siglo XX en considerando y tratando de comprender y aceptar las políticas de Estado aprobadas por Washington desde aquellos albores de la aprobación política-consultada por los imperios europeos de la norma jurídica de “Puertas Abiertas”. 

Esa objetiva realidad en curso ha tenido sus importantes impactos paradigmáticos con sus  delicadas consecuencias en el permanente y continuo desarrollo evolutivo-perfectible del sistema capitalista mundial a niveles que se han ido manifestando en profundidad desde la denominada “Crisis de Wall Street” hasta las presentes circunstancias lo cual nos lleva a comprender, inequívocamente, las decisiones actuales que Washington ha venido adoptando, globalmente, durante el gobierno de Donald Trump y las continuidades políticas actuales del gobierno del “adulto mayor”, Joe Biden. Sin mayores explicaciones. 

El discurso político global en pleno desarrollo es el referido a la actual crisis del capitalismo llegando a expresarse como el comienzo de la decadencia del sistema capitalista en su lógica-histórica. Demostrable que el “capitalismo norteamericano” en su significación como “primera potencia mundial” se encuentre inmerso en una profunda “crisis conceptual sistémico-imperial” que nos lleva a deducir el tener que aceptar que, aparentemente, el líder histórico del capitalismo, en su propio escenario “imperialista”, ha comenzado en su proceso decadente no solo en su realidad como imperio capitalista sino el tener que ir aceptando la inevitabilidad del proceso de “cambio de Era” (Rafael Correa dixit) y lo que ello significa como “poder imperial”. 

Esa objetiva realidad se está expresando en la conformación de los dos bloques históricos que se han venido confrontando desde el “Manifiesto Comunista” y la respuesta necesaria con la publicación de la Encíclica “Rerum Novarum”. Es decir, en última instancia, las derechas versus las izquierdas en todas sus expresiones globales; es decir, continentales, nacionales, regionales e, incluso, a niveles de los legislativos junto con las consecuencias bélicas inevitables como lo aprendemos de los diferentes procesos de decadencias de los diferentes imperios históricos. 

En ese orden de ideas, en el caso concreto de Venezuela, ambas fuerzas políticas, izquierdas y derechas, se vienen manifestando en sus máximas expresiones político-ideológicas, en relativas fechas recientes, desde que Nicolás Maduro Moros se responsabilizara de los avatares de la Revolución Bolivariana y Chavista. 

La real confrontación geopolítica que vienen desarrollando los EEUU de América junto con sus “socios y aliados” en ambos recientes gobiernos, Donald Trump y Joe Biden, confrontando a la Federación Rusa, la República Popular de China, República Islámica de Irán, República de Cuba y la República Bolivariana de Venezuela, no necesita de mayores descripciones y explicaciones. Es, en ese orden de ideas, que la conjunción de todas las fuerzas de izquierdas venezolanas están en sus obligaciones políticas e ideológicas de tener que realizar las apropiadas y objetivas lecturas de los diferentes escenarios globales que se están imponiendo en esos escenarios globales en tanto y cuanto es evidente que estamos caminando hacia una confrontación bélica de proporciones no visuales. 

En esa línea de nuestro discurso, es evidente y de fácil demostración, que un “acuerdo Potsdam”, en las actuales circunstancias, no solo es improbable sino cuasi imposible cuando vamos conociendo los diferentes movimientos que se vienen realizando desde Washington acompañado por sus “socios y aliados” en los posibles diferentes escenarios bélicos colocados sobre el tablero de ajedrez. Junto con estas realidades, los discursos guerreristas de las derechas, nacionales e internacionales, están expresando y exponiendo sus reales objetivos político-bélicos con la finalidad-buscada de mantener, permanentemente, al sistema capitalista como realidad histórica eterna en el tiempo, al tiempo que tener que destruir las presencias de las fuerzas de izquierda en los niveles nacionales y globales. 

Es, en esa línea de nuestro análisis, que no comprendemos las actitudes actuales del partido comunista en Venezuela cuando consideramos que Washington tendrá que realizar todos sus objetivos geo-estratégicos, por obligantes e inevitables, para poder controlar lo que es la base fundamental para el movimiento de sus fuerzas militares (léase: petróleo) en el marco de su confrontación con la Federación Rusa y la República Popular de China más aún cuando pareciera que las izquierdas continental-americanas vienen de regreso a detentar y ejercer el Poder Real. 

UNIDAD, LUCHA, BATALLA, VICTORIA. 

delpozo14@gmail.com 

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