TEXTOS DE DISCURSOS
Y ENTREVISTAS AL COMANDANTE EN JEFE DE LA REVOLUCIÓN CUBANA FIDEL CASTRO RUZ (1926-2016)
(1)
El destino incierto de la especie humana
Por Fidel Castro Ruz
08/10/2016 Cubadebate
Una enorme ignorancia envuelve no solo a esta, sino también sus infinitas formas de experiencias. Incluso las huellas digitales de los gemelos univitelinos, nacidos de un mismo óvulo, se diferencian a lo largo de los años. No en balde Estados Unidos, el país imperialista más poderoso que ha existido se autoengaña al asumir como doctrina un párrafo de la Declaración Universal de Derechos Humanos donde se afirma: “todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y, dotados como están por naturaleza de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”
Nada de eso puede ser ignorado. Hay muchas más cualidades en los principios religiosos que los que son únicamente políticos, a pesar de que estos se refieren a los ideales materiales y físicos de la vida. También muchas de las obras artísticas más inspiradas nacieron de manos de personas religiosas, un fenómeno de carácter universal.
Los hombres de ciencia ocupan hoy un lugar
privilegiado en los centros de investigación, laboratorios y la producción de
medicamentos destinados a la salud humana, a vencer las distancias, concentrar
las energías, perfeccionar los equipos de investigación que puedan operar en la
tierra y el espacio. Alguien debiera poder explicar de forma sosegada por qué
puede observarse desde un observatorio a cinco mil metros de altura sobre el
nivel del mar una estrella cuya luz tardó 12 mil millones de años luz; es
decir, a 300 mil kilómetros por segundo, en llegar a la tierra. ¡Una insólita
medalla de oro! ¿Cómo puede explicarse eso, especialmente cuando se hace
referencia a la unión de las estrellas que según eminentes científicos dieron
lugar a la teoría del Big Ban?
¿Qué quedaría después? Nadie podría, sin embargo, negar la afirmación de
eminentes científicos que tras decenas de años de rigurosos estudios arribaron
a la conclusión de que tales fenómenos son absolutamente posibles. Otro hecho
de notable trascendencia es que la posibilidad de estos fenómenos es
absolutamente real.
Es en este punto que las religiones adquieren un valor especial. En los últimos miles de años, tal vez hasta ocho o diez mil, han podido comprobar la existencia de creencias bastante elaboradas en detalles de interés. Más allá de esos límites, lo que se conoce tiene sabor de añejas tradiciones que distintos grupos humanos fueron forjando. De Cristo conozco bastante por lo que he leído y me enseñaron en escuelas regidas por jesuitas o hermanos de La Salle, a los que escuché muchas historias sobre Adán y Eva; Caín y Abel; Noé y el diluvio universal y el maná que caía del cielo cuando por sequía y otras causas había escasez de alimentos. Trataré de trasmitir en otro momento algunas ideas más de este singular problema.
No olvidemos que este domingo habrá debate de candidatos. En la primera ocasión, hace dos semanas, se produjo uno que causó conmoción. El señor Trump que se suponía un capacitado experto quedó descalificado tanto él como Barack en su política. Habrá que darles ahora una medalla de barro.
Fidel Castro Ruz
Octubre 8 de 2016
10 y 26 p.m.
Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la clausura del encuentro Mundial de Solidaridad con Cuba, efectuado en el teatro “Karl Marx”, el 25 de noviembre de 1994
Queridos amigos, y con qué gusto
lo digo así, ¡queridos amigos!:
Para mí resulta difícil hacer un recuento, una síntesis de lo que ha ocurrido
en estos días del encuentro; puedo hacer algunas reflexiones.
Por aquí han desfilado —en orden de batalla, pudiéramos decir— los mejores
sentimientos, las mejores ideas de nuestra centuria. Por aquí hemos
hablado de cuantas cosas nobles han sido producto de la preocupación de la
humanidad durante un ya largo tiempo. Los valores por los cuales ha
combatido la humanidad y ha luchado a lo largo de este siglo que concluye, han
sido expresados de una forma o de otra por ustedes.
Las cuestiones que más han preocupado en esta larga lucha por la independencia,
contra el colonialismo, contra el neocolonialismo, contra el imperialismo; la
lucha de los pueblos por la igualdad, por la justicia, por el desarrollo, por
la soberanía nunca tan amenazada como hoy; la lucha por la justicia social, la
lucha contra la explotación, la lucha contra la pobreza, la lucha contra la
ignorancia, la lucha contra las enfermedades, la lucha en favor de todos
aquellos desprotegidos, desposeídos; la lucha por la dignidad; la lucha por el
respeto a la mujer; la lucha por la hermandad entre todos los hombres de todas
las razas; la lucha por la paz, todos esos valores, y muchos más, se han visto
expresados aquí a lo largo del encuentro. Por ello podríamos decir
que no ha sido solo un encuentro de solidaridad con Cuba, y nos enorgullece que
haya sido esa solidaridad el motivo de la inspiración.
Por aquí han desfilado los mejores valores de nuestra época, y aquí han estado
presentes, si no todos, porque hay muchos y no cabrían ni en 1 000
teatros como este, ni en 100 000 teatros como este, personas nobles,
desinteresadas, altruistas, que expresan lo mejor de la humanidad.
Si queremos una reunión de personas valiosas, de personas con una alta
sensibilidad humana y moral, esas personas han estado aquí presentes.
Me admira mucho la capacidad del hombre para la bondad, para el sacrificio y
para la generosidad, y siempre que recibimos a un visitante en este país, lo
observo, lo analizo, trato de calar cómo piensa, cómo siente, y es
ininterrumpida mi admiración por tantos valores humanos.
No están aquí presentes muchos, muchísimos que conocemos, que han sido amigos,
que han sido solidarios y que han sido ejemplo de sensibilidad, solidaridad y
bondad humana. Esa es la impresión imborrable, inolvidable que guardaremos, en
primer lugar, de este encuentro.
¿Cómo se ha desenvuelto su desarrollo? A todos con los que he
hablado les he escuchado que se ha desenvuelto bien este encuentro; ni siquiera
se parece a otros muchos que hemos tenido, en que hablaban todos lo que
deseaban hablar y se convertía en una interminable serie de discursos, y,
aunque aquí se han pronunciado excelentes, brillantes, profundos y breves
discursos, un evento de muchos días, circunscripto a eso, no habría sido un
buen evento.
Ha habido, por tanto, discursos, intervenciones, preguntas, respuestas; han
tenido lugar las reuniones de las comisiones de distintos temas; los que no
hablaron aquí, hablaron allá, y se ha obrado el milagro de que cientos de
personas intervengan, aunque haya sido imposible que todas intervengan.
Entre los cientos que han hablado, pienso que más o menos se ha recogido el
sentimiento de todos. Por eso hay que felicitar a los que organizaron y a los
que dirigieron este evento (APLAUSOS), que, a pesar de las diferencias, no ha
tenido nada de Torre de Babel, y, aunque los idiomas son distintos y hay
personas de 109 países, según se dijo, nos hemos entendido perfectamente bien
porque, si había diversidad en las lenguas y hasta en los criterios políticos
de cada cual, había unanimidad en la noble idea de la solidaridad con nuestro
pueblo (APLAUSOS).
El bloqueo se convirtió, prácticamente, en punto central de este
evento. Sobre el bloqueo han hablado muchos; sobre el bloqueo,
explicaron los compañeros, no habría mucho que añadir. Pero, en
esencia, ¿qué es el bloqueo? El bloqueo no es solo la prohibición,
por parte de Estados Unidos, de realizar cualquier tipo de comercio con nuestro
país, llámese tecnología, maquinarias; llámese algo más, alimentos; llámese
algo más, medicinas. El bloqueo significa que a Cuba no se le puede
vender ni siquiera una aspirina para aliviar un dolor de cabeza, o un
anticancerígeno que pueda salvar una vida o aliviar el sufrimiento de los que
estén en una fase final de la vida; nada, ¡absolutamente nada se le puede
vender a Cuba!
El bloqueo no es solo la prohibición de todo crédito, de toda facilidad
financiera. El bloqueo no es solo el cierre total de las
actividades económicas, comerciales y financieras por parte de Estados Unidos,
la nación más rica del mundo, la nación más poderosa del mundo en términos
económicos y militares, no solo a 90 millas de nuestras costas, sino a unas
pulgadas de nuestras costas, en el territorio ocupado de la Base Naval de
Guantánamo. El poderoso imperio no solo está cerca de nosotros,
sino que está dentro de nosotros; y no solamente está cerca de nosotros con sus
ideas, su concepción y su filosofía, sino está, incluso, dentro de nosotros en
aquella parte minoritaria, afortunadamente, que participa de las concepciones,
la filosofía y las ideas que llevan tantos años divulgándose por el mundo.
El imperio no comercia con mercancías en relación con Cuba, pero sí quiere
exportar ideas, y las peores ideas; no exporta alimentos, no exporta medicinas,
no exporta tecnología, no exporta maquinaria, pero exporta, en cantidades
fabulosas, ideas. Lo que ocurre es que antes el mercado era más
amplio y exportaba ideas a todas partes, pero, sobre todo, exportaba muchas
ideas al campo socialista, muchas ideas a la antigua Unión Soviética y a otros
países; hoy el imperio solo tiene ideas contrarrevolucionarias para nosotros,
un enorme stock y poderosos, inmensos, infinitos medios de divulgación
masiva. En ese comercio, pero comercio en una sola dirección,
porque nosotros no poseemos esos medios masivos, esos enormes sistemas de
comunicación que cuestan miles, decenas de miles de millones de dólares todos
los años, estamos condenados a recibir, no a intercambiar.
Pero el bloqueo no es solo eso; el bloqueo es una guerra económica contra Cuba,
guerra económica; es la persecución tenaz, constante, de toda gestión económica
de Cuba en cualquier parte del mundo —Estados Unidos trabaja activamente, a
través de sus canales diplomáticos, a través de sus embajadas, para presionar a
cualquier país que quiera comerciar con Cuba, para presionar a cualquier
empresa que desee comerciar o invertir en Cuba, para presionar y castigar a
cualquier barco que transporte mercancías a Cuba—; es la guerra universal, con
ese inmenso poderío a su favor, contra la economía de nuestro país, al extremo
de realizar gestiones individuales, incluso, con personas, con individuos que
intentan desarrollar cualquier actividad económica en relación con nuestro
país.
Ellos le llaman, eufemísticamente, embargo; nosotros le llamamos bloqueo, y no
es embargo ni bloqueo, ¡es guerra!, guerra que hoy no se realiza contra ningún
país en el mundo, sino única y exclusivamente contra Cuba.
Pero nosotros no solo hemos tenido que soportar en estos años de Revolución el
bloqueo; nosotros hemos tenido que soportar la hostilidad incesante en el
terreno político, desde los intentos de liquidación de los dirigentes de la
Revolución, y pasando por toda forma de subversión, desestabilización, hasta el
sabotaje directo y perenne de nuestra economía.
Nosotros, en estos 35 años, hemos sido víctimas de sabotajes de todo
tipo. No voy a hablar ya solo de ataques piratas, invasiones
mercenarias, guerras sucias en las montañas y en los llanos, intentos
continuados de desestabilización en todos los terrenos, sino que hemos sido
objeto de sabotajes directos con explosivos, con elementos incendiarios.
Nuestro país ha sido, incluso, víctima de guerras químicas con la introducción
de elementos tóxicos, y de guerras biológicas con la introducción de enfermedades
en las plantas, en los animales y en los seres humanos. No hay
arma, no hay recurso que no se haya empleado contra nuestro país y contra
nuestra Revolución por parte de las autoridades y del gobierno de Estados
Unidos.
No es que lo diga yo, de vez en cuando aparecen algunos papeles de esos que
ellos liberan o publican al cabo de 25 años, aunque hay algunos que los guardan
50, 100, y otros dicen que los guardan 200 años, algo que será para los nietos
de los bisnietos de los tataranietos de las generaciones actuales, que se
enterarán un día de las barbaridades que han cometido, y no han dicho, estos
“campeones” de la libertad, estos “campeones” de los derechos humanos.
La guerra contra la Revolución Cubana ha sido total, absoluta; y no es una vieja
guerra, esa guerra se mantiene, y en la actualidad realizan y gestan planes de
sabotaje a nuestra economía, a nuestras industrias estratégicas.
En la actualidad, organizaciones muy afines al gobierno de Estados Unidos,
realizan actividades de preparación de atentados contra los dirigentes de la
Revolución —nadie piense que eso es una cosa del pasado, es una cosa muy
actual—, planes de guerra sucia, y planes de filtración de mercenarios armados
para matar, para sabotear, para crear inseguridad y para llevar la muerte a
cualquier rincón de nuestro país. Digo, y lo digo con toda
responsabilidad, que son planes actuales del imperialismo contra
nosotros. Es algo más, algo mucho más que el bloqueo económico.
Toda esta política viene acompañada de una incesante campaña de calumnias y
difamación contra nuestro país para justificar sus crímenes, y ahora el énfasis
fundamental lo ponen en el banderín de los derechos humanos; derechos humanos
en boca de los que han cometido y cometen todo tipo de monstruosidades contra
nuestro país.
Como le decíamos recientemente al Alto Comisionado de Naciones Unidas por los
Derechos Humanos, con el cual conversamos largamente: la más brutal y más
cruel violación de los derechos humanos de nuestro pueblo, es la que se comete
con el intento de matar y rendir por hambre y enfermedad ¡a once millones de
cubanos! (APLAUSOS.)
¡Estados Unidos hablando de derechos humanos!, cuando empezó por exterminar a
los antiguos habitantes de ese país, a su población autóctona, su población
indígena. ¿Quién puede olvidarse de aquella época y de aquella tradición
de recolectar cueros cabelludos de indios? Mataron más indios que
búfalos y acabaron, incluso, con los búfalos (APLAUSOS).
Expandieron el Estado a costa de los territorios de otros, se extendieron
arrebatando tierras, y así despojaron a los vecinos, de una forma o de otra, de
millones de kilómetros cuadrados de tierra. Solo a México le
arrebataron más de la mitad de su territorio (APLAUSOS); a Puerto Rico lo
tienen todavía ocupado (APLAUSOS); a Cuba desde hace más de 150 años quisieron
devorársela; en países de América Latina intervinieron decenas de veces; a
Panamá le impusieron el canal. Eso por no hablar más que de nuestro
hemisferio. No me estoy refiriendo a la guerra en Viet Nam, en
Laos, en Cambodia, y en otros muchos lugares (APLAUSOS).
¡Qué historia! Y qué paradójico que ahora aprueben la proposición
de Ley 187 —y eso no fue hace 100 años, ni fue hace 100 días, hace unas cuantas
semanas—, para prohibir que les presten atención a la salud y a la educación de
los niños indocumentados, y a los familiares de los indocumentados en los que
fueron una vez territorios mexicanos (APLAUSOS).
¿Qué conceptos, qué respeto por los derechos humanos son esos? ¿Qué
conceptos, qué ideas acerca del ser humano? ¿Cómo se puede concebir que
un niño llegue enfermo y no se le atienda, cuando se gastan, por otro lado, 300
000 millones de dólares en el presupuesto militar y en las armas más
sofisticadas que se han concebido jamás?
No hay que remontarse a los tiempos pasados; en los tiempos modernos, desde que
la Revolución existe, ¿cuál ha sido la historia de la política exterior de
Estados Unidos, ese “campeón” de la libertad, ese “campeón” de los derechos
humanos? La alianza estrecha con los regímenes más represivos y más
sangrientos que han existido en el mundo.
Si pensamos en Europa, recordamos que inmediatamente después de la guerra
mundial se produjo la alianza de Estados Unidos con el fascismo español
(APLAUSOS), que fue instaurado con las armas de Hitler y de Mussolini y que
costó millones de vidas hasta el final.
No podemos pasar por alto su alianza con el régimen de Viet Nam del Sur y su
guerra genocida contra el pueblo vietnamita en el sur y en el
norte. No podemos pasar por alto la guerra de Corea, país que fue
totalmente arrasado, convertido en polvo. No podemos ignorar
Hiroshima y Nagasaki (APLAUSOS), con el empleo innecesario de armas nucleares
—empleo absolutamente innecesario y que, en todo caso, podrían haber sido utilizadas
contra alguna instalación militar y que cayeron sobre poblaciones civiles de
cientos de miles de habitantes—, para instaurar la era del terror atómico en el
mundo.
No podemos olvidar la alianza con Sudáfrica y el apartheid
(APLAUSOS). No podemos olvidar, incluso, que el apartheid fabricó
armas nucleares, y cuando nosotros luchábamos en el sur de Angola contra el
ejército del apartheid, junto a los angolanos, ya Sudáfrica tenía armas
nucleares, ¡varias armas nucleares!, y Estados Unidos sabía que Sudáfrica tenía
armas nucleares y que esas armas nucleares podían ser empleadas contra los
soldados cubanos y angolanos. ¡Ah!, pero era Sudáfrica, eran el racismo y
el fascismo.
Ellos, que han armado gran escándalo y hasta han amenazado con la guerra, por
la supuesta idea de que los norcoreanos querían desarrollar armas nucleares,
toleraron, permitieron, consintieron y, por vías indirectas, facilitaron la
construcción de armas nucleares por parte de Sudáfrica.
Pero si nos acercamos a nuestro continente, y en época reciente ¿quién puede
olvidar la guerra sucia de Nicaragua, organizada a través de mercenarios
armados, que costó la vida de decenas de miles de nicaragüenses y la mutilación
de miles y miles de nicaragüenses? ¿Quién lo puede olvidar?
(APLAUSOS.) ¡El “campeón” de la libertad! ¡El “campeón” de los derechos
humanos!
¿Quién puede olvidar la guerra sucia de El Salvador, el apoyo del gobierno de
Estados Unidos a un gobierno genocida, al que entregó miles de millones en
armas sofisticadas para aplastar la rebelión del pueblo, guerra que costó más
de 50 000 muertos?
¿Y por qué tuvo lugar la guerra de las Malvinas? Bien
sencillo: porque Estados Unidos utilizaba el Batallón 401, de las fuerzas
especiales de Argentina, para la guerra sucia contra Nicaragua y para la guerra
sucia en El Salvador, y le prestaban tan brillantes y agradables servicios a
Estados Unidos, que se creyeron en la ocasión de ocupar las Malvinas.
Esto no tiene nada que ver con el derecho de Argentina a las Malvinas que hemos
defendido siempre, toda la vida (APLAUSOS); pero los militares argentinos
creyeron que había llegado la hora de cobrarle a Estados Unidos los servicios
que le prestaban en Centroamérica, para que los apoyaran en aquella aventura
militar —fue una aventura, en definitiva, porque esa no es forma de hacer la
guerra, las guerras se hacen o no se hacen, y si se hacen hay que llevarlas
hasta las últimas consecuencias, si son guerras justas (APLAUSOS)—, e
invadieron las Malvinas. Pero puesto Estados Unidos en la disyuntiva
de escoger entre sus aliados y antecesores ingleses y el gobierno militar
argentino, escogieron a los ingleses y los apoyaron.
¿Quién puede olvidar lo que ha ocurrido en Guatemala desde la época del
gobierno de Arbenz en los años 50 (APLAUSOS), donde un gobierno popular,
elegido por el pueblo, intenta hacer una reforma agraria para ayudar a los
campesinos y a las comunidades indígenas? Inmediatamente la guerra
sucia, la invasión de mercenarios. ¿Y después qué ha pasado? ¿Y qué
ha pasado hasta hoy? Más de 100 000 desaparecidos, un país donde en
decenas de años no existió la categoría de preso político porque todo el mundo
era desaparecido.
Hasta hoy, ¿quién suministró a ese gobierno, quién lo entrenó, quién lo
preparó? ¡El “campeón” de la libertad, el “campeón” de los derechos
humanos!
¿Y qué pasó en Chile con el gobierno popular de Salvador Allende?
(APLAUSOS.) Contra él conspiraron, su economía fue de diversas formas bloqueada
y se fueron creando las condiciones para el golpe que trajo al país miles y
miles de desaparecidos y de asesinados.
¿Y qué pasó en Argentina con aquel gobierno militar que mencionaba?
Se dice que, como mínimo, 15 000 desaparecidos (DEL PUBLICO LE DICEN:
“¡Treinta mil!”). He dicho como mínimo, porque no quiero que
parezca que estoy exagerando, y se afirma que fueron 30 000; aquí algunos dicen
que más. Pero consideremos esa cifra señalada como mínimo.
¿Es que realmente son pocos 15 000 desaparecidos?
¿Y quién armaba a ese gobierno, quién lo apoyaba, quién le daba socorro
político, quién utilizaba sus servicios en Centroamérica? ¡Los
“campeones” de la libertad, los “campeones” de los derechos humanos!
¿Y qué pasó en Uruguay? ¿Y qué pasó en Brasil? ¿Y quiénes apoyaron
a los golpistas y a los que torturaban, asesinaban y desaparecían gente?
¿Quién intervino en Santo Domingo cuando la rebelión de Caamaño?
(APLAUSOS.) ¿Quién invadió Granada? (APLAUSOS.) ¿Quién invadió
Panamá? (APLAUSOS.) ¡Los “campeones” de la libertad y de los derechos humanos!
¿Cuál de aquellos gobiernos fue hostigado? ¿Cuál de aquellos gobiernos
que he mencionado fue bloqueado? ¿A quiénes de ellos les negaron los
créditos y el comercio? ¿A quiénes de ellos dejaron de venderles armas y
suministros de guerra? ¿A quiénes no entrenaron en las llamadas acciones
antisubversivas? ¿A quiénes no entrenaron en el arte del crimen, la
desaparición y las torturas? Y esos son los que bloquean a Cuba,
los que calumnian a Cuba, los que acusan a Cuba de violaciones de los derechos
humanos para justificar sus crímenes contra nuestro pueblo.
Y es Cuba, lo digo sin pasión, lo digo sin subjetivismo de ninguna índole, el
país que más ha hecho por el ser humano (EXCLAMACIONES Y APLAUSOS PROLONGADOS).
¿Qué revolución fue más noble? ¿Qué revolución fue más generosa?
¿Qué revolución respetó más al hombre?, y no ya como revolución victoriosa en
el poder, sino desde nuestra propia guerra, desde nuestra propia lucha
revolucionaria, que estableció principios inviolables porque lo que nos hizo
revolucionarios fue la repulsa a la injusticia, la repulsa al crimen, la
repulsa a las torturas. Y en nuestra guerra, que duró 25 meses y
fue intensa, en la que capturamos a miles de prisioneros, no hubo un solo caso
de violencia física contra las personas para obtener información, ni aun en
medio de la guerra (APLAUSOS); no hubo un solo caso de asesinato de un
prisionero, y lo que hacíamos con los prisioneros era ponerlos en libertad —les
quitábamos las armas, que era lo único que nos interesaba, y tratábamos con
todas las consideraciones que merecían a aquellos suministradores de armas
(RISAS Y APLAUSOS). Al principio les habían hecho creer que los
matábamos a todos, e incluso resistían hasta el final; pero cuando fueron
descubriendo, a lo largo de la guerra, cuál era el comportamiento del Ejército
Rebelde, entonces más fácilmente deponían las armas cuando estaban cercados,
cuando estaban perdidos. Y hubo algunos de aquellos soldados que se
rindieron tres veces, porque los cambiaban de un frente a otro frente y se
rendían, ya tenían experiencia (RISAS Y APLAUSOS).
Pero lo más importante es que esos principios de no acudir jamás a la tortura,
de no utilizar jamás el crimen, esos principios los ha mantenido sin una sola
excepción, ¡hasta hoy!, la Revolución Cubana (APLAUSOS), digan lo que digan,
escriban lo que escriban; ya sabemos que muchos de esos libelos los escribió
gente asalariada de la CIA.
¿Hay algún otro ejemplo igual en la historia? En la historia ha
habido muchas revoluciones y fueron, por lo general, duras y muy duras:
las revoluciones en Inglaterra y después la Revolución Francesa, la Revolución
Rusa, la Guerra Civil Española y la Revolución Mexicana. De
revoluciones sabemos bastante y se han escrito muchos libros, y de
contrarrevoluciones, bueno, de las contrarrevoluciones ni se habla; las
revoluciones suelen ser generosas y las contrarrevoluciones son
indefectiblemente despiadadas, si no que lo digan los comuneros de París
(APLAUSOS).
En el caso de Cuba no se ha dado una sola excepción. No existe en la
historia de la Revolución un solo caso de torturado —así, con esas palabras—,
un solo caso de asesinato político, un solo caso de desaparecido.
No existen en nuestro país los llamados Escuadrones de la Muerte, que
proliferan como hongos en muchos países de este hemisferio (DEL PUBLICO LE
DICEN NOMBRES DE VARIOS PAISES). ¡Ustedes hablen por nosotros!
(APLAUSOS.) Hemos preferido no citar nombres, pero ha habido de todo en nuestro
hemisferio.
¿Y por qué no se menciona a Estados Unidos, donde fueron brutalmente asesinados
por defender los derechos civiles hombres como Martin Luther King, y otros
muchos, un país donde se aplica la pena de muerte como regla solo a negros y a
hispanos? (APLAUSOS.)
En nuestro país no se conocen esos fenómenos que vemos en otros, de niños
asesinados en las calles para evitar el espectáculo de las limosnas y, según
dicen, para combatir el robo. La Revolución liquidó el
pordioserismo, la Revolución liquidó el juego, la Revolución liquidó las
drogas, la Revolución liquidó la prostitución.
Sí, puede haber algunos casos, desgraciadamente, o algunas tendencias que, con
motivo de las dificultades económicas y la apertura del país a grandes
contactos con el exterior, se originan, y puede haber algunas jineteras; no lo
negamos, se ve, de vez en cuando, que por la Quinta Avenida aparece alguna que
otra, pero no hay que correr el riesgo de confundir personas decentes con
jineteras (APLAUSOS). Se dan esos casos, pero se lucha contra eso;
no se tolera la prostitución, no se legaliza la prostitución (APLAUSOS).
Puede haber algunos niños que, enviados por sus padres, se acerquen a un
turista a pedirle un chicle o a pedirle algo; esos fenómenos los tenemos en la
situación especial que estamos viviendo, en medio de las grandes dificultades
de tipo económico que estamos atravesando cuando el bloqueo se ha recrudecido,
pero no eran fenómenos conocidos en los tiempos normales de la Revolución.
No se ven hombres durmiendo en los portales y arropados en periódicos, a pesar
de nuestra gran pobreza actual; no hay un solo ser humano desamparado y sin
seguridad social en nuestro país, a pesar de nuestra gran pobreza actual
(APLAUSOS). Los vicios que vemos todos los días en las sociedades
capitalistas, no existen en nuestro país. Eso ha sido obra de la
Revolución.
No hay un solo niño sin escuela y sin maestro, no hay un solo ciudadano sin
atención médica desde antes de nacer. Aquí se empieza a atender al
ciudadano cuando está en el vientre de la madre, desde las primeras semanas de
su concepción (APLAUSOS).
Somos el país del mundo de más médicos per cápita, a pesar del período especial
(APLAUSOS); el país del mundo, no digo del Tercer Mundo, ¡del mundo!, por
encima de los nórdicos, de los canadienses y de todos aquellos que figuran en
las posiciones cimeras de la salud pública. Al reducir la
mortalidad infantil de más de 60 a 10 por cada 1 000 nacidos vivos y con otros
programas de salud infantil, la Revolución ha salvado la vida de más de 300 000
niños.
Somos el país del mundo de más maestros y profesores per cápita (APLAUSOS), a
pesar de las calamidades que estamos soportando; somos el país del mundo con
más instructores de arte per cápita; somos el país del mundo con más profesores
de educación física y deportes per cápita (APLAUSOS).
A ese es al país que se bloquea, a ese es al país que se trata de rendir por
hambre y por enfermedad.
Algunos pretenden que se quite el bloqueo a cambio de que capitulemos, a cambio
de que renunciemos a nuestros principios políticos, de que renunciemos al socialismo
y a nuestras formas democráticas (EXCLAMACIONES DE: “¡No!” ¡Nunca!”).
Incluso, en la reunión de Río salió un documento bastante confuso —a
pesar de la noble resistencia de los gobiernos de Brasil, de México y de otros,
y promovido por algunos que son muy, muy, muy uña y carne, carne y uña con
Estados Unidos, no quiero mencionar nombres—, un documento con cierto nivel de
confusión que da lugar a interpretaciones, y algunos lo interpretan como la
posición de Estados Unidos, condicionamiento de la suspensión del bloqueo a
cambios políticos.
¿Cambios políticos? ¿Habrá país que haya hecho más cambios políticos que
nosotros? ¿Qué es una revolución, sino el más profundo y
extraordinario cambio político? (APLAUSOS.) Y nosotros hicimos esa
Revolución hace más de 35 años, y a lo largo de 35 años hemos estado haciendo
cambios políticos; y no en busca de una democracia formal, enajenante, divisora
de los pueblos, fragmentadora de los pueblos, sino de una democracia que
realmente una a los pueblos, y viabilice lo más importante y esencial, que es
la constante participación del pueblo en la política y en las cuestiones
fundamentales de su vida (APLAUSOS). Incluso, en período reciente
hicimos modificaciones a la Constitución, a partir del principio de que el
pueblo postula y el pueblo elige (APLAUSOS).
No critico a nadie, pero en la mayor parte del mundo, hasta incluso en Africa,
que le están introduciendo, junto con el neoliberalismo y el neocolonialismo y
todas estas cosas, los sistemas políticos occidentales; gente que nunca oyó
hablar de Voltaire, de Danton, de Juan Jacobo Rousseau, ni oyó hablar de los
filósofos de la independencia de Estados Unidos —y recuérdese bien cómo
Bolívar, en nuestro hemisferio, era tan renuente a la copia mecánica de los sistemas
europeos y norteamericanos, que han conducido a la catástrofe de nuestros
países, a la división, a la subordinación, al neocoloniaje; pero nosotros vemos
que se fragmentan en mil pedazos las sociedades, sociedades que tienen que unir
sus esfuerzos para el desarrollo—, allá les han impuesto no el multipartidismo,
sino el milipartidismo o el centipartidismo, porque son cientos y hasta miles
de partidos.
Nosotros hemos trabajado, hemos elaborado un sistema propio, nuestro, que no lo
copiamos de nadie; establecimos el principio de quién postula, en primer lugar,
y postulan los vecinos. Se podrá estar de acuerdo o no, pero es tan
respetable como la democracia griega de que tanto se habla, y sin esclavos ni
siervos. Porque la democracia griega eran unos pocos que se reunían
en la plaza; tenían que ser tan pocos que, en época en que no había micrófonos,
se reunían todos a hacer una elección allí (RISAS Y APLAUSOS). Los
esclavos no participaban, los siervos no participaban; hoy tampoco.
Cuando usted analiza los resultados electorales se topa, compadre, con que en
Estados Unidos ahora mismo acaban de elegir un nuevo Congreso, donde, por
cierto, hay preocupantes tendencias hacia el conservadurismo y hacia la
ultraderecha; pero son asuntos internos de Estados Unidos. De
verdad, se lo aseguro, se lo juro, que no le hemos puesto a Estados Unidos como
condición para normalizar las relaciones que renuncien a ese sistema (RISAS Y
APLAUSOS). Calculen que le digamos que tiene que votar, por lo
menos, el 80% de la gente; el 38% decidió votar y se acabó (RISAS), y los demás
dijeron: “Me voy para la playa”, o “me voy para el cine” (RISAS), o “me
voy a descansar en mi casa”. Eso ocurre entre los “campeones” de la
libertad, de los derechos humanos y de los derechos civiles (APLAUSOS).
En muchos países de América Latina es por el estilo, mucha gente ni vota; es
que los esclavos y los siervos dicen: “¿Para qué voy a votar, si voy a
seguir igual?”
¡Qué difícil es ponernos de acuerdo! Porque eso sí, la influencia de
los medios masivos es cada vez mayor y el complejo de obstáculos que tienen que
vencer las fuerzas populares es cada vez más difícil de sobrepasar.
Pero, bueno, en nuestras elecciones van a votar más del 95% de los ciudadanos,
y nadie está obligado a votar, incluso, los que no están con la Revolución van
y votan, aunque sea en blanco, para no votar por este o por el otro; o votan
por uno o votan por el otro.
Ahora, en nuestro pueblo —repito una vez más— postulan los vecinos, postula el
pueblo y elige el pueblo. De modo que, en ese sentido, las
posibilidades de ser electo algún ciudadano son infinitamente mayores que en
cualquier otro país.
Una buena prueba: Estaba hablando con una delegación mexicana y me
dijeron: “Aquí estaba la benjamín, de los diputados.” “¿Qué edad tiene?”
Dicen: “Veinticinco años.” Realmente me quedé admirado; pero de
repente me acordé de que nosotros tenemos varios diputados de menos de 20 años,
porque los estudiantes, desde secundaria en adelante, participan en el proceso
de la selección de los candidatos, y todas las organizaciones de masa
(APLAUSOS).
Los campesinos participan en el proceso de la selección de los candidatos; la
organización de mujeres participa en el proceso de selección de los candidatos;
los sindicatos participan en el proceso de la selección de los candidatos; los
Comités de Defensa de la Revolución participan en el proceso de la selección de
los candidatos, y hay numerosos estudiantes que son diputados a la Asamblea
Nacional, y mujeres, campesinos, obreros, trabajadores e intelectuales, de
todos los sectores. No es el Partido el que postula. El
partido ni postula ni elige, vela porque se cumplan todos los principios y
todas las normas; pero no participa en ninguno de esos procesos
electorales. Esa es la situación de nuestro país.
En una de las últimas modificaciones al proceso electoral, cada uno de los
candidatos a diputado tiene que sacar más del 50% de los votos válidos.
Alarcón estuvo explicando algunas de estas cosas, cuando recordaba, con una
revista que llevaba en la mano —él tiene la ventaja de que habla inglés y de
vez en cuando se está leyendo una revista norteamericana (RISAS)—, cómo un
señor se había gastado 25 millones de dólares en una campaña para ser miembro
del Congreso. ¿Qué democracia es esa? ¿Cuánta gente tiene 25
millones de dólares para gastárselos en una campaña? Y en Cuba no
necesita gastar ni 25 dólares, tal vez el pasaje para ir a votar el día de las
elecciones tenga que gastarse el ciudadano (APLAUSOS).
¿Qué democracia es esa que exige ser millonario para poder contar con todos los
recursos con que hablar y persuadir a la gente para que lo voten?, y después no
se acuerda más de ellos hasta las próximas elecciones a los cuatro o cinco
años, no cuenta con ellos ni una sola vez nunca más, se olvidó.
En nuestro país los cargos son removibles, y lo mismo desde el delegado de
circunscripción hasta el funcionario de más nivel, cualquiera puede ser
elegido, pero también puede ser removido de esos cargos. Ese es
nuestro sistema, que no pretendemos que los demás lo apliquen, sería absurdo
pretender que fuera un modelo; pero es el que hemos adoptado nosotros, no nos
lo impuso nadie, no vino ningún gobernador, interventor norteamericano a
establecer un código electoral aquí como hacían antes.
La Constitución la hemos hecho nosotros (APLAUSOS), el Código Electoral lo
hemos hecho nosotros, el sistema lo hemos ideado y lo hemos desarrollado
nosotros, que es lo que ustedes han estado defendiendo: el derecho del
país a establecer las normas, el sistema económico, político, social que estime
pertinente. En el mundo es imposible otra cosa, es absurda otra
cosa, es loca cualquier otra pretensión, y estos locos andan pretendiendo que
todo el mundo haga exactamente igualito que ellos, y lo de ellos no nos gusta
(APLAUSOS).
Por eso para nosotros es inaceptable la cuestión del cese del bloqueo a cambio
de concesiones políticas, concesiones que corresponden a la soberanía de
nuestro país. Es absolutamente inaceptable, es indignante, es irritante,
y, realmente, preferimos perecer a renunciar a nuestra soberanía (APLAUSOS
PROLONGADOS).
Nosotros teníamos el bloqueo hace muchos años, pero es necesario meditar sobre
un hecho: cuando la Revolución triunfa, existía un mundo; hoy, al cabo de
35 años de Revolución, existe otro mundo. El mundo cambió y no
cambió hacia el progreso, realmente cambió hacia el retroceso, porque el mundo
bipolar no era del agrado de nadie, pero el mundo unipolar nos agrada mucho
menos.
Cuando la Revolución triunfa, existía un mundo bipolar. Estados
Unidos nos impone el bloqueo casi desde los primeros tiempos, empieza
suprimiéndonos los mercados azucareros, y nos suspende el suministro de
combustible. ¡Imagínense la Revolución nueva en aquellas condiciones!
Claro que nos suspende el suministro de maquinarias, de piezas de repuesto, de
todo; pero existía la URSS y el campo socialista.
Fue afortunado para nosotros porque, frente al bloqueo de Estados Unidos aquí,
a 90 millas, existía otra fuerza en el mundo, otro movimiento en el mundo que
tenía un origen revolucionario y que estaba en contradicción con el
imperialismo norteamericano. Gracias a ese movimiento pudimos
encontrar mercados para nuestra azúcar, suministros de petróleo, de materias
primas, de alimentos, de muchas cosas. Aquí se explicó eso.
Teníamos precios preferenciales; pero hay que decir que no solo Cuba tiene
precios preferenciales, la Convención de Lomé establece precios preferenciales
para el azúcar y otros productos de muchos países que fueron antiguas
colonias. En el propio Estados Unidos, cuando era un importante
mercado azucarero, antes de que nos arrebataran la cuota y la redistribuyeran
por toda América Latina y otras partes del mundo, existían también precios
preferenciales. Como explicó Lage, el 80% del azúcar en el mundo se
comercia a través de precios preferenciales. Y muy en conformidad
con los principios de la doctrina política, los países socialistas nos pagaban
a nosotros precios preferenciales.
Esa era la política que nosotros defendíamos para todos los países del Tercer
Mundo, porque era la única forma de disminuir la gran diferencia que había
entre los países desarrollados y los países subdesarrollados. Era
una demanda del mundo, era una demanda de todos los países del Tercer
Mundo. Y aun así era conveniente porque, aunque a nosotros nos
pagaban precios preferenciales, en la Unión Soviética producir el azúcar tenía
un costo más alto que los precios que nos pagaban por el azúcar.
Pero de todas formas nosotros nos beneficiábamos de aquellos precios
preferenciales, con los cuales adquiríamos combustible, materias primas y
muchas cosas.
En nuestra situación se da el caso de que se desploma el campo socialista y la
URSS y el bloqueo se arrecia. Mientras existió el campo socialista
y la URSS, nosotros nos defendíamos mejor, podíamos soportar mejor.
Incluso, en aquellas condiciones nuestra economía creció durante casi 30 años,
y se alcanzó un extraordinario desarrollo social.
Pero fue en aquel mundo en el que nace la Revolución Cubana, no había otro, no
había otras alternativas en medio del país bloqueado por la potencia más
poderosa del mundo. Por eso la desaparición del campo socialista y
de la URSS significó para nosotros un golpe tan terrible, puesto que el bloqueo
existente no solo se mantiene, sino que se recrudece. De modo que
nuestro país perdió el 70% de las importaciones, y me pregunto si algún otro
país del mundo habría podido resistir un golpe semejante, y me pregunto cuántos
días lo habría podido resistir, si una semana, si 15 días, si un mes
(APLAUSOS). ¿Cómo habríamos podido si no hubiera sido con el apoyo del
pueblo a la Revolución? ¿Cómo habríamos podido resistir, realmente, sin
nuestro sistema político, sin nuestro sistema democrático, sin la participación
directa del pueblo en todas las cuestiones fundamentales, que es la verdadera
democracia? (APLAUSOS.)
¿Cualquier otro país latinoamericano habría podido resistir la caída abrupta
del 70% de las importaciones? ¿Cualquier país europeo habría podido soportar
semejante prueba? Los políticos desde el día antes habrían
claudicado, habrían capitulado; pero nosotros tenemos dignidad, tenemos un
sentido del honor y tenemos un apego por los principios (APLAUSOS).
Para nosotros los principios valen más que la propia vida, y nunca hemos
negociado un principio, ¡nunca! (APLAUSOS.)
Cuando nosotros ayudábamos a los revolucionarios centroamericanos, los
norteamericanos decían que nos quitaban el bloqueo si dejábamos de ayudarlos, y
nunca nos pasó por la mente semejante cosa (APLAUSOS). En otras
ocasiones hablaban de que estaban dispuestos a quitarnos el bloqueo si
dejábamos de ayudar a Angola y a otros países de Africa, y nunca nos pasó por
la mente la idea de negociar nuestras relaciones con otros países.
En otras circunstancias, decían que nos quitaban el bloqueo si rompíamos
nuestros vínculos con la Unión Soviética, y nunca se nos ocurrió semejante
cosa, porque no somos un partido ni una dirección política que negocie con los
principios. A ese precio nunca dejaría de existir el bloqueo,
porque es un precio que no estamos dispuestos a pagar.
Esta situación nos llevó al período especial.
Nosotros veníamos llevando a cabo excelentes planes antes de que ocurriera la
catástrofe socialista, excelentes planes en todos los sentidos; estábamos
llevando a cabo un proceso de rectificación de errores y tendencias negativas
—de viejos errores y nuevos errores, de viejas tendencias y nuevas tendencias—,
y trabajando intensísimamente, cuando empieza a producirse toda esa debacle que
nos condujo a lo que pudiéramos llamar un doble bloqueo, porque tan pronto se
produjo la desintegración del campo socialista y la desintegración de la URSS,
y aun antes de la desintegración de la URSS, Estados Unidos estaba presionando
fuertemente para que cesara el comercio de esos países con Cuba, y, cuando la
URSS se desintegra al final, Estados Unidos presionó fortísimamente, y no con
poco éxito, en cortar el comercio y las relaciones económicas entre los
antiguos países del campo socialista y de la URSS, y Cuba.
De modo que nuestro país se vio envuelto en un doble bloqueo y, sin embargo,
había que salvar la patria, había que salvar la Revolución y había que salvar
el socialismo —nosotros le llamamos salvar las conquistas del socialismo, porque
no podemos decir en estos momentos que estamos construyendo el socialismo, sino
que estamos defendiendo lo que hemos hecho, estamos defendiendo las conquistas
que hemos alcanzado—, objetivo fundamental en un mundo que había cambiado de
manera radical, en que todo el poder del imperio se volvía contra nosotros;
porque, por ejemplo, a China, gran país, inmenso país, que defiende las ideas
del socialismo, no le ponen condiciones; a Viet Nam, maravilloso y heroico
país, no le ponen condiciones. No hay hoy bloqueo contra ellos,
pero sí bloqueo contra nosotros. Pónganse ustedes en el lugar de
nuestro Partido y de nuestra dirección. Y en esas condiciones tan
difíciles como no existieron nunca, jamás, salvar la patria, salvar la Revolución
y salvar las conquistas del socialismo.
¿Qué medidas habría que tomar en este mundo que existe hoy y que, desde luego,
no existirá siempre? Son ilusiones que se hacen aquellos que creen
que el neoliberalismo es ya el non plus ultra, que es el ascenso al cielo y a
la eternidad del cielo para el capitalismo; son ilusiones que se hacen
(APLAUSOS).
El mundo nos dará muchas lecciones. Qué va a pasar con todo esto
sería un tema largo de explicar, y sería demasiado extenso si nos introducimos
en este tema, pero para ellos es eterno.
Hoy se habla de la globalización de la economía. Vamos a ver lo que
queda para los países del Tercer Mundo de esta globalización, cuando
desaparezcan todos los mecanismos de defensa que hoy tiene el Tercer Mundo,
compitiendo con la tecnología, compitiendo con el inmenso desarrollo de los
países capitalistas desarrollados, que ahora tratarán de explotar, más que
nunca, los recursos naturales y la mano de obra barata del Tercer Mundo para
acumular más y más capital. Pero es que ese capitalismo
superdesarrollado, como el de Europa, por ejemplo, tiene cada vez más
desempleados y, mientras más se desarrolla, más desempleo. ¿Qué pasará
con nuestros países? La globalización de las diferencias, de las
injusticias sociales, la globalización de la miseria.
Pero este mundo es el que tenemos, con el cual debemos comerciar e intercambiar
nuestros productos, en el cual tenemos que sobrevivir; por eso debemos
adaptarnos a ese mundo y adoptar aquellas medidas que consideramos
indispensable adoptar, con un objetivo muy claro.
No quiere decir que todo lo que estemos haciendo sea resultado únicamente de la
nueva situación; nosotros veníamos haciendo cambios, e incluso la idea de la
introducción del capital extranjero era anterior al período especial:
habíamos comprendido que determinadas áreas, determinadas ramas, no se podían
desarrollar porque no existía ni el capital ni la tecnología para hacerlo,
porque no disponían de ellas los países socialistas. Pero hemos
tenido que darle mayor apertura, hemos tenido que hacer lo que pudiéramos
llamar una apertura bastante amplia a la inversión extranjera. Eso
fue explicado aquí: en las condiciones de la Cuba de hoy, sin capital,
sin tecnología y sin mercados, no podríamos desarrollarnos, de ahí que todas
las medidas, cambios y reformas que vamos haciendo, en un sentido y en otro,
tienen el objetivo, como se afirmó en esta conferencia, de salvaguardar la
independencia, la Revolución —porque la Revolución es la fuente de todo— y las
conquistas del socialismo, que quiere decir preservar el socialismo o el
derecho de seguir construyendo el socialismo cuando las circunstancias lo
permitan (APLAUSOS PROLONGADOS).
Hacemos cambios, pero sin renunciar a la independencia y a la soberanía
(APLAUSOS); hacemos cambios, pero sin renunciar al verdadero principio del
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, que, traducido al lenguaje
revolucionario, es el gobierno de los trabajadores, por los trabajadores y para
los trabajadores (APLAUSOS PROLONGADOS Y EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel!”,
“¡Fidel!”) No es el gobierno de los burgueses, por los burgueses y para los
burgueses; no el gobierno de los capitalistas, por los capitalistas y para los
capitalistas; no el gobierno de las transnacionales, por las transnacionales y
para las transnacionales; no el gobierno del imperialismo, por el imperialismo
y para el imperialismo (APLAUSOS).
Esa es la gran diferencia, cualesquiera que sean los cambios y las reformas que
llevemos adelante. Si algún día renunciáramos a esto, habríamos renunciado
a la razón de ser de la Revolución (APLAUSOS).
Hemos sido solidarios con el mundo, no nos corresponde hablar de esa
solidaridad. Solidaridad, en cuanto a lo que a nosotros se refiere,
debemos hacer el máximo y hablar el mínimo, porque no vamos a hacer la
autoapología de nuestra conducta.
Hace unos minutos, antes de comenzar la parte final de este evento, un
compañero decía: ¡Mira que Cuba ha hecho cosas! Cuando uno
oye hablar a los visitantes de un país y de otro; cuando hablan de médicos,
cuando hablan de becarios, de gente que se formó aquí, de una actividad, de
otra y de otra, se da uno cuenta de que en estos años nuestro país ha llevado
adelante muchas cosas. Es que para nosotros la solidaridad y el
internacionalismo es un principio, y un principio sagrado (APLAUSOS).
A título de ejemplo, voy a citar algunos datos: más de 15 000 médicos
cubanos han prestado servicios gratuitos en decenas de países en estos años de
Revolución, más de 15 000 médicos han cumplido misiones internacionalistas como
médicos (APLAUSOS), más de 26 000 maestros y profesores. Pregunto
si algún otro país pequeño, hasta incluso mediano y quizás grande, ha tenido
ese récord.
Baste decir que en determinado momento nosotros teníamos tres veces más médicos
trabajando gratuitamente en el Tercer Mundo que la Organización Mundial de la
Salud (APLAUSOS), y no teníamos grandes recursos, sino mínimos recursos,
contábamos solo con el honor de nuestros trabajadores de la salud, con su
vocación internacionalista. ¿Cuántas vidas han salvado? Y me
pregunto: ¿Es justo bloquear a un país que ha hecho esto?
(EXCLAMACIONES DE: “¡No!”)
Cuántos cientos de miles de niños hemos educado con nuestros maestros en el
exterior; y no solo hemos enviado profesores de primaria y secundaria, incluso,
profesores universitarios; hemos fundado escuelas de medicina en diversos
países del mundo. ¿Es justo bloquear a un país que ha hecho esto, y lo
hace todavía en cierta medida?
Medio millón de cubanos han cumplido misiones internacionalistas de distintos
tipos, ¡medio millón de cubanos! (APLAUSOS.)
Los africanos han sido muy generosos, muy nobles, y han querido recordar aquí
la ayuda solidaria de Cuba en la lucha contra el colonialismo, en la lucha
contra la agresión exterior, en la lucha contra el apartheid y el racismo.
Como dije aquí, nuestros soldados estaban combatiendo en el sur de Angola, 40
000 hombres, ¡cuarenta mil hombres! (APLAUSOS), junto a las tropas
angolanas, que se comportaron y combatieron heroicamente. Cubanos
en el sur de Angola frente a los sudafricanos después de la batalla de Cuito
Cuanavale; y cuando la contraofensiva nuestra al suroeste de Angola, esos
hombres estaban expuestos, incluso, a que sobre ellos se lanzaran armas
nucleares. Nosotros lo sabíamos, y la distribución de las fuerzas
en aquella ofensiva tomaba en cuenta la posibilidad de que el enemigo pudiera
usar algún armamento nuclear.
En determinado momento teníamos aquí 25 000 becarios extranjeros
(APLAUSOS). Cuba era el país del mundo con el más alto per cápita
de becarios extranjeros, y eso no lo andábamos publicitando; cumplíamos el
deber sencillamente, como nos enseñó Martí, e hicimos cuanto pudimos por los
demás países.
Creo que este extraordinario encuentro, las nobles, generosas y solidarias palabras
de ustedes, están, en parte, reflejando la historia solidaria de nuestra propia
Revolución (APLAUSOS). Eso nos ha llenado de estímulo y nos alienta
a seguir luchando.
Hay grandes opciones en esta época: la opción de la libertad, la opción
de la soberanía, la opción de la independencia, la opción de la justicia
social.
La justicia social va adquiriendo tal fuerza como idea, en medio del
neoliberalismo que es la negación de todo principio de justicia, que hasta
algunos organismos internacionales hablan de ella. El Banco
Interamericano de Desarrollo habla cada vez más de la necesidad de justicia
social en este hemisferio, ¡hasta el Banco Mundial habla de la necesidad de
justicia social en este hemisferio! Son los campeones del
neoliberalismo y hablan de justicia social, porque se dan cuenta de que las
diferencias son tan abismales y crecen, que quisieran concebir el sueño de un
neoliberalismo, de un capitalismo con justicia social; tienen miedo de que la
miseria, el hambre y la pobreza socaven las bases de ese neoliberalismo al que
tanto se consagran hoy, y por eso hablan de justicia social.
Pero nosotros sabemos que la justicia social solo podrán aplicarla los pueblos
y que neoliberalismo y justicia social son incompatibles, son inconciliables (APLAUSOS);
que un mundo superdesarrollado al lado de un mundo subdesarrollado, es algo
incompatible, inconciliable. Que aquellos se verán cada vez más
ricos y estos se verán cada vez más pobres, es una realidad irrebatible.
La presencia de ustedes aquí demuestra que las ideas justas viven, que las
ideas nobles viven, que los valores viven. Y hay que multiplicar
esas ideas y esos valores como Jesucristo multiplicó los peces y los panes
(APLAUSOS).
La Iglesia habla de la opción por los pobres, y nos parece excelentemente
bueno; pero pienso que el mundo de hoy necesita algo más que opción:
necesita lucha enérgica, tenaz y consecuente por los pobres (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES DE: “¡Fidel, Fidel!”). Debí decir iglesias en vez de
Iglesia, ya que no se trata solamente de la Iglesia Católica.
Hace falta una lucha infatigable contra las causas que originan la pobreza
(APLAUSOS); hace falta una lucha inconmovible contra el capitalismo, contra el
neoliberalismo y contra el imperialismo (APLAUSOS), hasta el día en que deje de
hablarse de miles de millones de seres humanos que pasan hambre, que no tienen
escuelas, que no tienen hospitales, que no tienen trabajo, que no tienen techo,
que no cuentan con los más elementales medios de vida.
Este planeta se acerca ya a los 6 000 millones de habitantes, en un siglo ha
crecido cuatro veces la población con que contaba hace apenas 100
años. Múltiples son las amenazas que sufre hoy la humanidad, no
solo de tipo social, económico, político, militar.
Aquí alguien hablaba —creo que fue Robertico— de que a las guerras hoy se les
llama “misiones humanitarias”, “operaciones en favor de la paz”.
Las guerras nos amenazan y por todas partes, los intervencionismos nos amenazan
y por todas partes; pero al mundo también lo amenaza la destrucción de las
condiciones naturales de vida, la destrucción del medio ambiente, problema que
ocupa cada vez más la atención y mueve cada vez más la conciencia del ser
humano. Muy grande ha de ser el esfuerzo que debemos realizar en todos
los sentidos para salvar a la humanidad de todos estos riesgos.
¿Y cuál es el origen histórico de esta situación? ¿Podrá negarse acaso
que fue el colonialismo, que fue el neocolonialismo, que fue el
imperialismo? ¿Podrá negarse acaso que fue el capitalismo? De
eso estamos nosotros muy conscientes, cualesquiera que hayan sido los reveses
que hayan sufrido el movimiento progresista, el movimiento revolucionario y el
movimiento socialista.
Pero nosotros se lo decimos aquí, queridos compañeros:
¡Al capitalismo no volveremos! (APLAUSOS.) Ni al capitalismo salvaje —o
como quiera llamarlo Pérez Esquivel, capitalismo caníbal o al capitalismo
moderado si es que eso existe—, a ese no queremos volver, ¡y no
volveremos! (APLAUSOS.)
Estamos conscientes de nuestros deberes y de nuestras obligaciones.
Hemos resistido ya casi cinco años en condiciones muy difíciles, cuando otros
creían que la Revolución Cubana desaparecería rápido de la faz de la Tierra.
Estamos trabajando tenazmente y cada vez más, y poniendo, incluso, cada vez más
el acento en lo subjetivo, en nuestros propios errores, en nuestras propias
deficiencias; enfatizando lo subjetivo para que lo objetivo no se convierta en
un pretexto de las deficiencias.
Tenemos que llevar todavía mucha más conciencia a nuestro pueblo.
Así que tenemos que explicarle por qué hay que recoger el exceso de circulante
y las medidas que se requieren para ir recogiendo el exceso de circulante sin
terapias de choque; buscar la eficiencia en la agricultura, en la industria.
Sé que ha sido preocupación de ustedes —expresada aquí— la misma cuestión de la
producción de alimento. Tengo que decir que nos vemos obligados a
producir alimento sin fertilizantes, sin pesticidas, sin herbicidas, sin
combustible muchas veces, acudiendo a la tracción animal, viéndonos en la
necesidad de alimentar al 80% de la población que vive en las zonas urbanas
—nosotros, al revés que China y al revés que Viet Nam, tenemos un 20% en el
campo y un 80% en las ciudades. Ellos tienen a la inversa, un 75% o
un 80% en el campo y un 20% ó 25% en las ciudades.
Tenemos escasez en el campo, incluso, de fuerza de trabajo. Nuestra
agricultura se había mecanizado como una gran parte de las actividades del
país, nuestras cosechas azucareras. Alguien cuestionaba si producir
azúcar o no. A nosotros no nos queda más remedio que producir
azúcar, tenemos que producirla; ahora, se hace más cara si los centrales y las
máquinas producen menos por falta de fertilizante y regadío, por
ejemplo. En general, sabemos cómo producir alimento, pero hemos
tenido que enfrentarnos a una gran escasez de esos insumos para la producción
de alimento.
Hemos tenido que desarrollar otras áreas. Ya se mencionó aquí el
turismo, se convirtió en una necesidad que no fue promovida en los primeros
años de la Revolución, porque tiene sus partes buenas y tiene también sus
inconvenientes. Y nosotros, como no podemos vivir con la esperanza
de estar en una torre de marfil, tenemos que andar mezclados con los problemas
de este mundo y, a partir de la idea de que la virtud nace de la lucha contra
el vicio, igual que a veces del estiércol nacen magníficas flores (APLAUSOS),
tenemos que acostumbrarnos a vivir con todo ese tipo de problemas, tenemos
necesidad de buscar recursos en moneda convertible para, precisamente, disponer
de esos insumos.
La ganadería se quedó también sin pienso, sin regadío, sin combustible.
No son fáciles los problemas a los que hemos tenido que enfrentarnos, pero nos
estamos enfrentando, cumpliendo aquello que dijo Robertico de repartir lo poco
que tenemos entre muchos y no repartir lo mucho entre muy pocos
(APLAUSOS). Hemos ido repartiendo lo que tenemos.
Luego, en esas condiciones tan increíblemente difíciles —repito—, ni una
escuela sin maestro, ni un niño sin escuela, ni un enfermo sin médico y sin
hospital; mantenemos la seguridad social, mantenemos nuestro movimiento de
desarrollo de la cultura, de desarrollo del deporte; incluso, en período
especial alcanzamos el quinto lugar en las Olimpíadas (APLAUSOS).
Esto les da una idea de nuestro esfuerzo en condiciones excepcionalmente
difíciles.
De modo que, cuando lo poco que se tiene se reparte entre muchos, se pueden
hacer muchas cosas, y hay muchos países en el mundo que tienen mucho más que
nosotros y hacen muy pocas cosas (APLAUSOS).
Concluye este evento, realmente, como una lección inolvidable para nosotros, y
esperamos mucho, esperamos mucho de esta batalla que ustedes se proponen librar
junto a nosotros para derrotar el bloqueo, para derrotar la hostilidad contra
nuestro país, para defender la esperanza, no porque nosotros hayamos estado
predestinados a ser esperanzas. Nosotros no nos consideramos un
pueblo predestinado; nosotros constituimos un pueblo pequeño, un pueblo
modesto, a quien la historia en estas peculiares circunstancias le ha asignado
el papel de defender lo que estamos defendiendo: nuestros ideales más
sagrados, nuestros derechos más sagrados. Ustedes ven eso como una
esperanza.
Nosotros comprendemos lo que significaría para todas las fuerzas progresistas,
para todas las fuerzas revolucionarias, para todas las fuerzas amantes de la
paz y de la justicia en el mundo que el imperialismo lograra aplastar a la
Revolución Cubana, y por eso consideramos nuestro deber más elemental y nuestro
deber más sagrado con ustedes defender la Revolución, aun al costo de la vida
(APLAUSOS).
Gracias, gracias, muchas gracias; infinitas gracias (APLAUSOS).
Y permítanme exclamar una vez más:
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
¡Viva la solidaridad! (EXCLAMACIONES DE: “¡Viva!”)
(OVACION).
VERSIONES TAQUIGRAFICAS
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