EE.UU persigue deslegitimar la revolución cubana
Por: Lic. Luis Álvarez
La
campaña de polarización desatada en las redes sociales coincide con la
operación de desestabilización reemprendida con mucha fuerza por la
administración del expresidente Donald Trump. Las autoridades de los EE.UU
persiguen deslegitimar el Estado, el Gobierno y la Revolución Cubana. Con ese
objetivo, aplicó cientos de medidas que afectan la vida social, económica,
financiera, familiar, política, de gobierno y gerencial de empresas públicas y
privadas de Cuba.
La
actual administración de Joe Biden, recientemente ha dicho que “Cuba no es una prioridad”, lo
que significa no hacer nada, es decir, esperar qué ocurre tras los evidentes
problemas que sufren los cubanos como consecuencia de la pandemia y las medidas
de asfixia del gobierno de Trump.
El
reforzamiento de la subversión interna, así como la utilización de las redes
sociales y grupos de mercenarios que desde la focalización de las protestas
intentan fijar el interés de la opinión pública nacional e internacional,
presionando las instituciones del Estado con la amenaza de una invasión
extranjera y estimulando la protesta para producir el ansiado estallido social.
La
continuidad de la política de hostilidad del gobierno de EE.UU que refuerza la
legislación que la ampara. El 12 de marzo de este año se cumplieron 25 años de
vigencia de la llamada Ley de la Libertad Cubana y Solidaridad Democrática, más
conocida por los nombres de sus principales promotores, el senador por Carolina
del Norte, Jesse Helms, y el representante por Indiana, Dan Burton.
La
campaña de propaganda y ataque psicológicos a la estabilidad emocional de la
nación cubana y de sus emigrados con el preconcebido objetivo de controlar la
opinión pública nacional, no reconocer nada que tribute a la institucionalidad
del país y al mismo tiempo desarrollar crear una sociedad civil paralela para
confrontar, además de retar las instituciones históricas de nuestro Estado y la
Nación.
La
puesta en escena, está basada en la creación de falsos eventos de diversa
naturaleza desde y participación limitada, muchos de ellos violentos y que
estimulan el desacato a las autoridades con el propósito de generar el
encadenamiento en las redes sociales que cambien la dinámica política del país,
creando nuevos focos de tensión que modifiquen el clima de seguridad y
tranquilidad ciudadana que caracterizan las calles cubanas.
Entre
esos eventos, realizados por grupos muy pequeños de personas hay protestas
frente a instituciones del Estado y el gobierno, acciones contradictorias
porque a pesar de intentar deslegitimar el gobierno por un lado, por otro,
realiza las manifestaciones delante de instituciones y de hecho las están
reconociendo.
¿Cómo
enfrentar esta nueva realidad en un país que se ha propuesto cambiar aspectos
fundamentales de la participación ciudadana consagradas en la nueva
Constitución de 2019?
El
enfrentamiento, la respuesta del estado y el gobierno deber encaminarse a
resolver los problemas de manera concreta con los grupos que están siendo
afectados y más en este escenario de cambios que estamos viviendo.
La
movilización de los comunicadores en la continua producción de contenidos es
necesaria para posicionar en las redes sociales la verdad, explicar los avances
y problemas en la respuesta a los diversos temas planteados. No basta que las
instituciones tengan estrategia comunicacional, es necesario atender y plantear
el debate con los enfoques, los logros que se obtienen y las limitaciones que
no permiten resolverlos desde un sentido crítico.
Los
cubanos tenemos una educación y cultura suficientes para elevar la conciencia
crítica y lidiar con las redes sociales. Hay que informar, denunciar lo que
está pasando, las personas que están implicadas, el país, sus instituciones no
deben evadir la realidad y jamás olvidar la capacidad crítica de nuestro
pueblo, la disposición de analizar, discernir que tiene la población formada y
preparada para resistir la lucha cotidiana ante las amenazas y dificultades
históricas.
Es
momento de abordar la realidad con un enfoque político, ideológico, sobre raza,
igualdad de género, no podemos comprometernos con un socialismo que no sea
capaz de estar comprometido con esas causas sociales hasta el fondo, en defensa
de la revolución y del socialismo. Necesitamos un país cada día más inclusivo,
participativo, democrático; tanto en lo político como en la distribución de la
riqueza y su creación desde los sectores productivos, tanto público, de
propiedad mixta y de carácter privado. Generar un amplio compromiso productivo,
cuidar y fortalecer las fuentes de inversión de manera dinámica e integrada con
los objetivos económicos y sociales de la nación.
Con
la verdad por delante y la fuerza moral de la resistencia histórica hay que
proteger la nación, la legitimidad del gobierno y sus instituciones. Debemos
explicar y enfrentar la farsa posturas
críticas que lo único que hacen es hablar mal de la revolución y el socialismo
que no plantean sumarse al proceso del trabajo, al proyecto de desarrollo de la
nación y por el contrario lo entorpecen, lo cual no significa asumir el
pensamiento crítico. Hay que combatirlos con las herramientas de la justicia.
La
revolucionarios, los ciudadanos, los funcionarios, los comunicadores sociales
NO deben dejarse acosar por la maquinaria de terror que intenta inhibir
cualquier opinión contraria, divergente, la alerta que denuncie el
funcionamiento de estos medios al servicio de la subversión, no hay que temer
al intento de linchamiento mediático que impulsan contra opiniones, personas
que aportan soluciones que explican la verdad y el sentido perverso de toda esa
estrategia de polarización terror y odio entre cubanos.
Cuba
sabrá salir airosa y fortalecida de esta arremetida con la audacia política que
la caracteriza. Cuenta con alianzas estratégicas con otras naciones aliadas en
todo el mundo. Además de la experiencia,
el conocimiento de sus científicos que han sido capaces producir varios
candidatos vacunales que avanzan hacia el logro de vacunar a toda su población
contra la Covid 19 y cooperar en la mitigación de la pandemia en el resto de
mundo. Cuba y su pueblo heroico triunfarán y sus médicos serán reconocidos con
el Premio Nobel de la Paz.
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